sábado, 4 de agosto de 2012

Cada oveja con su pareja.

ovejas
Ves una pareja. Él: polo de marca, jersey con cocodrilo al hombro, mocasines de piel y pelo repeinado. Ella: vestido no más corto que su rodilla, sandalias a conjunto, bolso de boutique parisina y pendientes impolutos de una buena joyería.
Ves otra pareja. Él: pantalones “cagaos”, gorra, camiseta de baloncesto, deportivas añejas. Ella: shorts vaqueros anchos, camiseta de tirantes, coleta alta, bambas fluorescentes.
Dos parejas predecibles, ¿verdad? Pero ¿qué sucedería si mezcláramos al chico de los pantalones “cagaos” con la del bolsazo de boutique parisina? ¿Y al repeinado con la de las bambas? En muchos casos, vuestra respuesta será “no pegan nada”. La cuestión a plantear hoy, sin embargo, es ¿importa que peguemos con nuestra pareja?
Más allá del estilismo –que no deja de ser el primer factor que la gente juzga a la hora de decidir si pegamos o no con alguien-, podemos suponer que al repeinado le gusta jugar al golf y a la chica de las bambas, ir de fiesta por Benidorm, Salou y otros puntos costeros similares. ¿Es posible que estas dos personas encuentren un nexo común que les convierta en una pareja estable y feliz?
En principio, siempre nos han dicho que debemos buscar una personalidad que nos enamore. No un físico, ni un look, ni una billetera… No obstante, la personalidad es una cosa y las aficiones que tengamos, otras. ¿Es necesario que compartamos hobbies con nuestra pareja o simplemente que los respetemos? ¿Si me caso con Michael Phelps, tendré que apasionarme por la natación?
El tándem actor+actriz de Hollywood es más que habitual, pero Victoria Beckham es una cantante apasionada por la moda que está casada con David Beckham, futbolista. ¿Quién cree realmente que a ella le interese el fútbol? Quizás no sea el mejor ejemplo porque cualquiera aceptaría casarse con uno de los hombres más sexies del mundo, pero ¿si mi novio ama el rap y yo el flamenco, estamos condenados al fracaso? ¿Si yo soy la más chic y él lleva cadenas de oro, lo nuestro es imposible?
¿Creéis verdaderamente que se puede saber si alguien pega o no juzgando por su apariencia y aficiones? ¿Es posible que los polos opuestos se atraigan?

miércoles, 1 de agosto de 2012

No es amor, es una obsesión.

rosebyrne
A principios del milenio, cuando el dichoso reggaeton hacía su incursión en las listas de música y Pitbull todavía nos sonaba a perro matón, había una cancioncilla que decía “no es amor, es una obsesión...”. Y esa es la cuestión que hoy me planteo, ¿dónde está la línea que separa estar enamorado de estar obsesionado?
Cuando nos enamoramos, no podemos dejar de pensar en esa persona. Cualquier mínimo detalle nos recuerda a ella y aprovechamos la más mínima ocasión para tratar de entablar una conversación con nuestro “objeto de deseo”. Escuchamos la canción más insustancial posible en la radio y de pronto, ¡habla de nosotros! Justo de lo que sentimos hacia esa persona, aunque suene Pitbull.